Título: “Mis números no me pesan”
Autora: Silvina Carrasco
2 Personajes:
- Alfredo: Es un hombre de negocios de unos 50 años. Tiene el aspecto de una persona que se ha descuidado: un poco de sobrepeso, rostro fatigado y gesto duro y grave.
- Rolando: Hombre de 53 años. Tiene buen aspecto, aire distendido y relajado. Se percibe en sus gestos un buen humor y alegría genuinos.
ACTO ÚNICO
Personajes que intervienen en este acto: Alfredo y Rolando.
Escenario: Exterior de una hostería: ambientación de paisaje natural; árboles, flores silvestres y sonidos de pájaros.
Dentro de ese paisaje: un banco al estilo de los bancos de plaza y algunos troncos de árboles, dispuestos como asientos.
Alfredo está sentado en el banco. Molesto, hace ademanes de alejar mosquitos que vuelan delante de su rostro.
(Se acerca Rolando, sonriente).
–Rolando: ¡Buenas tardes! ¿Le molesta si me siento?
(Alfredo no le contesta. Se limita a hacerle un gesto señalándole el banco.)
– Rolando: (Se sienta a su lado) ¡Que tarde maravillosa! ¿Le gustó la hostería?
– Alfredo: (Serio) No es mi estilo. Mi doctor me recomendó el lugar para desestresarme, pero por lo visto no conoce mis gustos. (Sigue ahuyentando mosquitos con la mano) Mosquitos, tierra por todos lados y falta de servicios no es mi idea de un fin de semana de relax.
– Rolando: (Se ríe con carcajadas auténticas) Disculpe, pensamos este lugar como un oasis de naturaleza a pocos kilómetros del caos, pero nunca lo había visto desde su punto de vista.
– Alfredo: (Muy avergonzado) ¡Discúlpeme! No sabía que era el dueño, pensé que se estaba hospedando aquí.
– Rolando: No se preocupe, no me molesta… ¿Problemas de salud?
– Alfredo: Estrés, presión alta. Los problemas de cualquier hombre con mis responsabilidades. Nada tan grave, pero el doctor me recomendó descansar.
(Rolando se queda pensando)
– Rolando: ¿Presión alta me dijo?
– Alfredo: Sí. 15 de alta.
– Rolando: … ¿Y sus otros números?
– Alfredo: ¿Cómo dice?
– Rolando: Si, sus otros números, ¿cuáles son sus otros números?
– Alfredo: (Se impacienta por no entender la pregunta) Disculpe, no entiendo su pregunta.
– Rolando: (Sonríe) Le pregunto cuáles son esos números que lo preocupan y lo estresan.
– Alfredo: (Lo mira un poco molesto) No sé. No se me ocurre ninguno.
– Rolando: Cualquiera que se le ocurra. Esos que le vienen a la cabeza y lo desvelan cuando está listo para dormir.
(Alfredo duda. No está muy seguro de querer seguir la charla.)
– Alfredo: (Luego de una pausa) Miles… los dólares que puede perder mi empresa este año por malas decisiones… ¿Quiere otros? Miles y miles los dólares que tendré que pagar en indemnizaciones si tengo que despedir empleados.
(Se queda callado)
– Rolando: ¿Otro número que lo inquiete?
– Alfredo: 26… – Tengo hasta el 26 de julio para hacer cambiar de idea a mi esposa y convencerla de no divorciarse.
(Rolando mira un paquete de cigarrillos que Alfredo tiene junto a su pierna)
– Alfredo: (Advirtiendo la mirada de Rolando) Si, fumo unos 15 por día. Es el número que tengo que reducir si no quiero que mi corazón se pare en cualquier momento.
– Rolando: ¿Sabe?, usted me recuerda tanto a alguien.
(Rolando saca una foto de su billetera y se la muestra a Alfredo. Éste la mira sin muchas ganas, sin darle mucha importancia)
– Alfredo: (Con una sonrisa un poco impostada) ¿Su padre?
– Rolando: (Se ríe enérgicamente). ¡No! Soy yo, unos seis años atrás. -Llevaba una vida muy parecida a la suya. Vivía agobiado por los números. Fumaba, bebía y comía de más. Hasta que un día me desperté en la cama de un hospital, con tubos enchufados por todas partes. Entonces tomé conciencia. Vendimos todo y nos vinimos con mi esposa a la naturaleza, a vivir una vida tranquila y feliz.
(Alfredo lo escucha, ahora sí prestándole atención)
– Rolando: ¿Sabe? Ahora no tengo ni idea de las medidas ni los números. Creo que siete, nueve y diez son las edades de mis nietos, pero no estoy seguro de si son los números exactos y tampoco me importa, porque cada año cambian. Solo se que los voy a querer durante toda mi vida y que todavía están en la etapa en la que les parezco divertido, (sonríe) con eso me basta.
(Pequeña pausa)
– Rolando: Tampoco se cuantos días le quedan a la semana porque ya no tengo nada ¨urgente¨ (dibuja las comillas en el aire con los dedos) que resolver. Ahora me encargo de vivir plenamente cada momento. Sólo sé que es domingo cuando veo aparecer a mis hijos y nietos que vienen de visita. Esa es la señal de que va a ser un día importante… importante de verdad.
(Alfredo se torna reflexivo. Parece empezar a entender…)
– Rolando: Hay un número que sí sé: el 3, es el cumpleaños de mi esposa. Pero tampoco a ese tengo que memorizarlo. (Señala hacia adelante) ¿Vé aquellos tres manzanos que están allí?, ellos me lo recuerdan. Después de media vida de casados, empezamos a charlar y a prestarnos atención… En una de esas charlas, me contó que le gustaban los manzanos y plantamos juntos esos tres.
(Pausa)
– Rolando: ¿Sabe?, la diferencia entre mi vida antes y ahora es que los números ya no me pesan.
(Los dos se quedan pensativos mirando el horizonte.)
– Rolando: No, mis números no me pesan.
FIN
Me encanto la obra
excelente, muy buena reflexión, se puede utilizar para llevarla a escena?
Sí se puede utilizar para llevar a escena mencionando la fuente en donde corresponda (obrascortas.com)
Hola, quisiera comunicarme con la autora para poder realizarla (permiso para usar este guion)
Se puede utilizar mencionando la fuente de la obra (https://www.obrascortas.com/) cuando sea posible.
puedo utilizar la obra para mi hijo para la escuela
Sí, claro!